En el año 1997 se aprobó la Ley General de Cultura, más puntualmente la Ley 397. Al crearse la ley, se tuvo en cuenta la Declaración de la Unesco en México sobre políticas culturales en el año 1982, la cual define cultura como «el conjunto de rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Esto engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias».
Como vemos, la cultura engloba todo un conjunto de acciones y tradiciones de una sociedad, incluyendo el arte. En un principio, podríamos decir que esto fue muy importante para el sector cultural de Colombia, y hoy en día también lo es. Varios analistas, sin embargo, han opinado que a la hora de dividir los presupuestos desde la nación, los artistas de teatro, danza, música, entre otros que corresponden a las artes escénicas, entran a competir con acciones culturales que no son necesariamente gestionadas por artistas. En ocasiones son fundaciones, asociaciones, corporaciones, etc., quienes presentan proyectos o convocatorias para fortalecer una acción cultural, como podría ser el juego de tejo. Aunque es una tradición de algunas zonas de Colombia, más bien hace parte de actividades deportivas que deberían ser apoyadas por otra entidad. Es por ello que, aunque la cultura es un beneficio común, y una necesidad en la sociedad. Los recursos deben ser destinados a sectores específicos. Por ello, debido al gran número de artistas que existen hoy en Colombia, debe existir una ley exclusiva para ellos. Esta ley debería estar compuesta por todas las peticiones y sugerencias que, año tras año, vienen solicitando los gestores culturales y artistas en Colombia. La ley debería permitir avances en la forma en que se entregan los recursos para nosotros, estimulando más los procesos que los resultados. Por ejemplo, en una obra de teatro que se realiza con una población joven en un municipio azotado por la violencia en Colombia, con la asesoría de un maestro de teatro, ¿es más importante que la gente vea la función de los chicos en un espacio del municipio o es más importante el tiempo que invirtieron esos jóvenes en el montaje, alejándolos de una realidad en la que muchos de ellos se ven inmersos? Los procesos hacen posible el resultado, pero en varias secretarías de cultura del país se le da más inversión a los eventos macro que a los procesos que forman parte de ese evento. Por ejemplo, un grupo de danza que participa en el Festival X de X ciudad recibiría un pago de $2.000.000 por su presentación. Digamos que ese evento es en el que se destina la mayor parte del presupuesto de esa dependencia cultural. Sin embargo, para llegar a esa función, esos artistas tuvieron que ensayar y montar durante un mínimo de 3 meses, en los cuales se reunían tres veces por semana. ¿Cuánto invirtieron los artistas en pasajes, refrigerios y comida, sacrificando muchas veces sus descansos ya que tienen que trabajar en otro empleo para llegar a fin de mes, dado que vivir del arte no les alcanza? Además, el grupo necesita generar ganancias para administración y poder seguir sosteniéndose, así como pagar a Pondré un ejemplo más preciso: la convocatoria de estímulos en Cali tenía un incentivo para apoyar el trabajo en red de artistas y gestores culturales. La Red de Gestores Valleartered se presentó en esta convocatoria para realizar un encuentro de las artes de calidad en el Valle del Cauca. Aunque el jurado valoró positivamente el proyecto presentado, lo ganó una fundación que realizaría una muestra de gastronomía en la ciudad.
Por un lado, debemos decir que la convocatoria cumple con la Ley General de Cultura, ya que la gastronomía es una actividad cultural en un territorio. Sin embargo, los 150 artistas que se iban a beneficiar de ese encuentro no pudieron hacerlo, ya que la respuesta del secretario de cultura en ese momento fue: «No tenemos recursos para apoyar ese maravilloso evento, pero pueden presentarse a los estímulos, lo más seguro es que ganen».
Esto nos lleva a reflexionar que el arte no puede seguir compitiendo con el concepto global de la cultura. Actualmente, el Ministerio de Cultura en Colombia no se llama así, ahora se llama Ministerio de las Culturas, los Artes y los Saberes. Esperamos que a la hora de dividir y entregar los recursos, tengan en cuenta lo que significa ese nombre.
La pregunta final sería: ¿Está lo suficientemente organizado el sector artístico de Colombia para modificar la ley existente o presentar en conjunto con el Congreso una nueva ley?
Roberto Andres Lozano
Red de Gestores culturales de Cali y el Valle del Cauca
Consejero distrital de cultura.
Héctor F Perea-Maffla
11 de noviembre de 2023 at 16:26Apreciado Roberto, por lo pronto mi felicitación por la preocupación por los contextos de fondo, por la pertinencia de hacerlos visibles y por la precisión de los temas a abordar.
Es un urgente separar la conexión artes / culturas, pero sobre todo, la normalización mediática de homogenizar cultura / espectáculo/ entretenimiento.
A propósito, el «daño antropológico» que la manipulación de dichos temas está causando en ciudades región como Cali / Pacífico, es muy triste.
En el marco de la «renovación de esperanzas» que significan «nuevos gobiernos municipales y departamentales», estamos apurando y adaptando nuestro Boceto Post Pandemia de «CIUDADANÍAS ARTÍSTICAS TERRITORIALES», para divulgarlo desde plataformas sociales como la Red, y con unos pilotajes barrio-veredales colaborativos, podemos construir la antorcha de CONFIANZA que necesitamos para salir de la cueva pantanosa a la llanura, la sierra y el mar.
Roberto Andrés Lozano
19 de diciembre de 2023 at 12:54Estimado. Muchas gracias por tu preocupación. Agradezco inmensamente tu comentario. Espero conocer tu proyecto pronto.